Nos levantamos en Manlleu y repasamos todos los regalos que nos dejó la Tita Loli, bodis, pijamas, ropa, zapatos, sujeta bebés, la mini cuna… madre mía cuantas cosas… y sí, todo eso se metió en nuestro coche.
Esa noche nos fuimos a cenar con el Tete Canas y la Tita Jesica, aquí están los dos… en la cena nos lo pasamos muy bien, tanto el Tete como el Papa son filósofos de barra y les gusta filosofar de la vida, la mamá nos llama
raros, cada vez que nos juntamos los dos, no para de decírnoslo… pero en el fondo se lo pasa bien escuchándonos.
Todos estuvimos recordando batallitas pasadas. Lola, cuando la mamá y el papá se conocieron (el Canas era uno de mis mejores amigos) y además dio la casualidad que ese mismo año también se conocieron el Canas y la Tita Jesica. Y el mismo año que tu nazcas también nacerá el hijo de los titos. La vida esta llena de casualidades.
